Saturday, August 05, 2006


Por Víctor Manuel Barceló R.


Conforme avanza la escalada de resistencia y presión -una civil, la otra de poder- ante la perspectiva de conclusiones del TRIFE acerca de la elección presidencial, se aprecia con nitidez la urgencia de las reformas, que en materia política y electoral, estuvimos planteando, desde diversas trincheras. Estas hubieran llevado a la nación a evitar el espectáculo penoso de la promoción de los candidatos, en donde se enfrentaron, el poder y el dinero, contra manejos mediáticos y movimientos sociales. Se careció de visión de Estado, también de voluntad política que evitara las constantes del dinero mal habido, o mal usado.



Pero sea cual sea el resultado del recuento de votos –el revisar voto por voto es la opción más saludable para mantener un mínimo de credibilidad en el nuevo gobierno, cualquiera que sea- viviremos años similares, a los seis de Fox, que se cumplirán en breve: un Congreso dividido, ahora en tercios; un ejecutivo sin apoyo sólido en el Congreso y un sinfín de requerimientos para que la búsqueda del bienestar social, sea una realidad. Con la realidad virtual de Foxilandia.



Pero la disputa entre el ejecutivo y el legislativo tendrá cauces diferentes, si el Jefe del ejecutivo es capaz de buscar los acuerdos cupulares que respondan, en diversas gradaciones, a los grandes intereses nacionales: por el crecimiento económico con amplio empleo, sustentado en el respeto al medio ambiente; una educación para la vida, que, al igual que la salud, cubra al ser humano “de la cuna a la tumba”, buscando los mayores niveles de excelencia, a fin de que cada mexicano se apropie de su destino.



Será fundamental reestablecer el respeto internacional al país, apoyándonos en los preceptos Constitucionales –hoy pisoteados- haciendo los ajustes del caso a las estrategias, para que se recupere la relación con nuestros hermanos de Latinoamérica, involucrados en alianzas y compromisos con otras naciones que pugnan por un crecimiento sano de sus economías, lejos de la penosa relación actual con los imperios.



Por ello, de los primeros temas de la Gran Agenda, a negociar entre todas las fuerzas, en los poderes legislativo y ejecutivo, estarán: la reforma electoral –a prueba en tres años- que recupere credibilidad hacia los órganos autónomos que moderan elecciones y las sancionan –IFE y TRIFE-; la reforma política con propuestas a discusión, de: un nuevo pacto social; nominación de Jefe de gobierno; reducción del número de legisladores; uso del referéndum u otros mecanismos de reacción social; doble vuelta en la elección presidencial y de gobernadores, y muchos temas más, que permitan el fortalecimiento de la credibilidad en los políticos, los partidos políticos que los albergan y, sobre todo, en quienes gobiernen, a todos los niveles. Nos podría llevar a un régimen moderno, ágil, con amplia gobernabilidad democrática, definido en la atención de los requerimientos sociales.



Terminar con campañas mediáticas, con la “compra” del voto ciudadano, seguidas por el “recalentamiento” de la relación social, al no existir credibilidad en propuestas o resultados, será lo más saludable para fortalecer esta nueva etapa de la democracia mexicana. Tras el fallo del TRIFE, veremos “de que lado masca la iguana” en la conformación de una economía fuerte, sustentable, que provea empleos y nos reincorpore, sanamente, al mercado internacional.

Correo Elec. :v_barcelo@hotmail.com